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El primer trio

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Soy una mujer de 43 años, casada, con tres hijos, conservando mi figura gracias al deporte diario. Mis atributos, aunque modestamente descritos, son un busto elegante y un trasero firme, esculpidos por la dedicación al ejercicio. La historia que voy a compartir es de esas que nunca imaginé vivir. Mi marido, con el pasar de los años, había insinuado la idea de un trío, algo que al principio rechazaba con vehemencia, tachándolo de inapropiado. Sin embargo, su paciencia y el conocimiento profundo de mis deseos más ocultos, cultivado en 22 años de matrimonio, fueron minando mis defensas. Nos introdujo en este juego de fantasías con un juguete, un consolador que parecía más real que la vida misma, más grande que la naturaleza de mi esposo. Este se convirtió en un ritual semanal de nuestro amor, y con el tiempo, en una necesidad personal para mí, incluso en momentos de soledad. Una noch...

El masaje de mi suegro

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La invitación para disfrutar un fin de semana en una estancia de campo llegó como una brisa de verano, prometiendo días llenos de sol y noches estrelladas. Llegamos el viernes por la tarde, la cena fue una reunión íntima, y pronto mi suegra, con una excusa para salir, llevó a mi esposo a la ciudad cercana, dejándome en la quietud de la casa con la piscina como mi refugio. Decidí aprovechar el sol en su máxima expresión, estrenando un bikini tan delicado que parecía tejido de rayos de sol, apenas un susurro sobre mi piel. Las tiras finas como hilos de luz no ocultaban mucho, y menos aún la parte trasera, donde el sol parecía besar cada curva con una intimidad que solo la naturaleza podía presenciar. Había olvidado, en mi soledad, la presencia de mi suegro, Ernesto, un hombre de pocas palabras pero con una mirada que podía desnudar el alma. Meses atrás, en otra visita...

La reunión de amigos

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Hola, soy Fernanda, una mujer casada desde hace cinco años, de estatura mediana, 1.60 metros, con una silueta esbelta, piel blanca y un cabello castaño oscuro que cae como una cascada. Dicen que mis atributos más notables son mis curvas traseras y mis piernas, y no es de extrañar, ya que el gimnasio es mi segundo hogar. Hace poco, me reuní con mis amigos de la preparatoria para tomar un café. Decidimos dejar a nuestras parejas en casa para que la nostalgia y la camaradería fluyeran sin restricciones. Llegué un poco tarde al encuentro y, al saludar, me senté junto a un amigo que, en nuestro pasado escolar, había mostrado interés en mí, aunque entonces no me atraía. El tiempo, sin embargo, había sido generoso con él, transformándolo en un hombre de notable atractivo. La reunión fue encantadora, pero como la noche avanzaba, algunos comenzaron a despedirse. Mi amigo, al...

Mi esposa toma las riendas

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Mi esposa, Gabriela, es una mujer de una sensualidad que parece atraer la mirada del sol mismo. Su cuerpo es un poema de curvas y elegancia, y en la intimidad, siempre le susurraba fantasías de ser deseada por otro, notando cómo esa idea la encendía como una hoguera. Pero estas eran solo palabras nocturnas, susurros de deseo que se desvanecían con la mañana, hasta que un día, ella aceptó jugar con esa fantasía. Me preguntó si estaba seguro, advirtiéndome que no habría vuelta atrás. Confesé que la idea me excitaba más de lo que podía expresar, y ella, con una sonrisa, decidió tomar las riendas. Buscamos en redes de contactos, y ella eligió a Rafael, un hombre de 45 años, con un físico que prometía aventuras. Después de semanas de charlas a través de WhatsApp, acordamos una cita en nuestra casa. Esa noche fue una revelació...

Mi suegra

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Soy José Luis, de 28 años, casado con Helena, de 23. Vivimos a solo un suspiro de distancia de mis suegros, y debo confesar que mi suegra, Eva, es una mujer que parece haber detenido el tiempo en su juventud. Mi suegro, aunque un buen hombre, parece haber olvidado la joya que tiene a su lado. Eva siempre se viste con un estilo que armoniza perfectamente con su edad, pero con un toque de seducción que no se puede ignorar. Su vivacidad es contagiosa, y su pasado de juventud debió haber sido impresionante, marcado por tatuajes que adornan su espalda y el tobillo izquierdo. Tiene unos senos que desafían el paso de los años, manteniendo una firmeza envidiable, y un trasero que dibuja la forma de un corazón, resaltado por sus ojos de un verde oscuro que parecen ver más allá de lo superficial. Desde que Helena y yo éramos novios, había una electricidad en el aire entre Eva y yo, capturada en miradas que solo noso...

Todo pasó por invertir en Intense live

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Cuando Juan y Analía decidieron invertir en Intense, nunca pudieron imaginar que terminarían en este laberinto de deudas y promesas rotas. La plataforma se derrumbó, llevándose consigo no solo sus esperanzas de ganancias, sino también sumergiéndolos en una deuda de 6,000 dólares con un prestamista usurero, Raúl, para financiar su entrada en ese esquema de Ponzi disfrazado de oportunidad. El préstamo debía pagarse en 48 cuotas, pero Juan apenas había cubierto seis cuando su situación económica se volvió insostenible, acumulando atrasos. Raúl no era el dueño de una financiera convencional; operaba en los márgenes oscuros del negocio, prestando sin preguntas, pero con represalias que podían incluir huesos rotos o sustancias ilegales plantadas en tu vida. Así que, cuando Raúl apareció en la oficina de Juan, el ambiente se llenó de una ...

Mi comadre Laura

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Resulta que mi amigo Manuel me llamó por teléfono para preguntarme dónde pasaría la Navidad, y la verdad es que no tenía planes, así que acepté su invitación. Manuel estaba en medio de una disputa con su esposa, y no quería pasar las fiestas sin resolver sus diferencias, a pesar de que tienen dos hijos pequeños. Aparentemente, Laura, la esposa de Manuel, una mujer alta y con una figura que se había vuelto aún más atractiva después de los embarazos, le había descubierto unas llamadas comprometedoras. Manuel confirmó mis sospechas, confesándome que tenía una amante y que estaba perdidamente enamorado de ella. Sin embargo, esa noche de Nochebuena, no podía escaparse para verla, ya que cualquier excusa sería sospechosa. Así que, antes de las doce, nos sentamos a beber, y a esa hora llegaron los regalos y los abrazos. Manuel ya estaba bastan...