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Mi comadre Laura






Resulta que mi amigo Manuel me llamó por teléfono para preguntarme dónde pasaría la Navidad, y la verdad es que no tenía planes, así que acepté su invitación. Manuel estaba en medio de una disputa con su esposa, y no quería pasar las fiestas sin resolver sus diferencias, a pesar de que tienen dos hijos pequeños.

Aparentemente, Laura, la esposa de Manuel, una mujer alta y con una figura que se había vuelto aún más atractiva después de los embarazos, le había descubierto unas llamadas comprometedoras. Manuel confirmó mis sospechas, confesándome que tenía una amante y que estaba perdidamente enamorado de ella. Sin embargo, esa noche de Nochebuena, no podía escaparse para verla, ya que cualquier excusa sería sospechosa.

Así que, antes de las doce, nos sentamos a beber, y a esa hora llegaron los regalos y los abrazos. Manuel ya estaba bastante ebrio. Los niños, emocionados por sus juguetes nuevos, pronto se rindieron al sueño, dejándonos solo a Laura, Manuel y a mí.

Manuel siguió bebiendo hasta que apenas podía mantenerse en pie, y finalmente se quedó dormido sobre la mesa. Con la ayuda de Laura, lo llevamos a su habitación y lo dejamos allí, vestido y todo.

Luego, Laura y yo nos sentamos a conversar. Ella se desahogó sobre sus sospechas respecto a la fidelidad de Manuel. Laura lucía deslumbrante con un vestido ceñido que resaltaba cada curva, sus senos y caderas ahora más pronunciados.

Tomamos algunos vasos de clericot, y con el alcohol haciendo efecto, la atmósfera se volvió más ligera. Le propuse bailar, y ella aceptó, moviéndonos al ritmo de una música suave que llenaba el aire. Durante el baile, permití que mis manos exploraran ligeramente sus piernas y cintura, aunque sin excederme. Mis cumplidos comenzaron a ser más directos.

"Tu esposo debe estar loco por buscar a otra cuando tiene a una mujer tan hermosa como tú", le dije.

Laura se sonrojó y rió, pareciendo disfrutar de las adulaciones. "¿Crees que aún puedo atraer a alguien?", me preguntó.

"Sin duda, cada año estás más encantadora", respondí.

Seguimos charlando y coqueteando hasta que el reloj marcó las tres de la madrugada. Laura mencionó que tenía sueño, que el ponche la había adormecido.

La acompañé hasta la puerta de su habitación, aún con la esperanza de que la suerte me favoreciera y terminara compartiendo su cama. Pero parecía que no sería así; ella se despidió con un beso corto en los labios y entró. Me dirigí a la habitación de invitados, cuando escuché un grito. Era Laura, quien había encontrado a Manuel vomitando en la cama, las sábanas hechas un desastre, y él, ajeno a todo, seguía dormido.

"¿Y ahora qué hago para dormir? No tengo ganas de cambiar nada a estas horas, lo haré por la mañana," dijo Laura, lo cual sonó como música para mis oídos. Sin pensarlo dos veces, le ofrecí compartir mi cama, asegurándole que me comportaría. Ella rió y aceptó, pero me advirtió que fuera bueno.

Esperé en la habitación mientras ella se cambiaba. Pasaron veinte minutos y ya comenzaba a pensar que había cambiado de opinión, pero entonces la puerta se abrió, revelando a Laura con un babydoll que parecía tejido de sueños, transparente en la parte superior, destacando sus senos y pezones, y apenas cubriendo lo necesario en la parte inferior.

"Comadre, qué bella te has puesto", le dije, asombrado.

"Así es como duermo," respondió ella, metiéndose bajo las sábanas.

Ella se puso de lado, y yo me acerqué por detrás, abrazándola. Mi cuerpo respondía a su cercanía, y ella, con una voz suave, dijo: "Abrázame, siento un poco de frío."

Ese fue el permiso que necesitaba. Comencé a acariciarla, sintiendo cómo su calor aumentaba, y pronto, en un acto de deseo compartido, la noche se convirtió en un baile de sensaciones, donde cada movimiento era una nota de placer que resonaba en la quietud de la Navidad.

La mañana siguiente, Laura se levantó temprano para limpiar su habitación, y yo, después de una ducha, me despedí de ambos, agradeciendo la hospitalidad, recibiendo de Laura una mirada de gratitud que decía más que cualquier palabra.

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Comentarios

  1. Excelente q bien así es muy rico cuando la pareja está dormida

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